
Decía la activista y escritora india Arundhati Roy que la pandemia actual es una puerta entre este mundo y el siguiente: «Podemos elegir atravesarla, arrastrando los cadáveres de nuestro prejuicio y odio, nuestra avaricia, nuestros bancos de datos e ideas muertas, nuestros ríos muertos y cielos humeantes detrás de nosotros. O podemos caminar a la ligera, con poco equipaje, listos para imaginar otro mundo. Y listos para luchar por él”.
Estas bellas palabras están llenas de sentido.
Aquí, por consiguiente, los hombres –y de manera especial, los hombres por la igualdad- tenemos que alzar nuestra voz, comprometernos con los feminismos y con todos los movimientos sociales que están poniendo en cuestión el patriarcado. Tenemos que crear alianzas, establecer vínculos y redes con todos ellos. Porque el sistema no caerá por sus propias contradicciones (y si lo hace, será hundiéndonos y aplastándonos con sus escombros). Antes bien, herido, se revolverá con más furia si cabe, acentuando su violencia.
Como dice Arundhati, “imaginemos otro mundo”. Pero no sólo imaginémoslo, hagámoslo, creémoslo en nuestras vidas, en nuestras relaciones. De hecho, ya está siendo así. Por todo el mundo hay muchas mujeres y muchos hombres que están creando comunidad, tejiendo redes de cuidados, al margen del patriarcado. Lo único que tenemos que hacer es impulsarlo y hacerlo visible. El mundo lo necesita. Es urgente. Desescalemos el patriarcado.