El amor romántico es considerado como un sentimiento diferente y superior a las meras necesidades fisiológicas, como el deseo sexual o la lujuria, y generalmente implica una mezcla de deseo emocional y sexual, otorgándole, eso sí, más énfasis a las emociones que al placer físico, a diferencia del amor platónico, que se centra en lo espiritual.
Algunos analistas recientes inciden en que las características más señaladas de este tipo de amor se confirman y difunden a través de relatos literarios, películas, canciones o por medio de la socialización. Se trata de un tipo de afecto que, se presume, ha de ser para toda la vida (te querré siempre), exclusivo (no podré amar a nadie más que a ti), incondicional (te querré por encima de todo) e implica un elevado grado de renuncia (te quiero más que a mi vida).
Pilar Sampedro caracteriza el amor romántico de la siguiente manera:
Algunos elementos son prototípicos: inicio súbito (amor a primera vista), sacrificio por el otro, pruebas de amor, fusión con el otro, olvido de la propia vida, expectativas mágicas, como la de encontrar un ser absolutamente complementario (la media naranja), vivir en una simbiosis que se establece cuando los individuos se comportan como si de verdad tuviesen necesidad uno del otro para respirar y moverse, formando así, entre ambos, un todo indisoluble.
La cultura occidental ha enfatizado históricamente el amor romántico mucho más que otras en las cuales los matrimonios arreglados son lo normal. Sin embargo, la globalización ha extendido las ideas occidentales sobre el amor y el romance.
Según ciertos analistas modernos este modelo de amor idealizado crearía falsas expectativas y conduciría irremisiblemente a la frustración y el fracaso afectivo, al confundir apego (que es un estado afectivo perdurable) con enamoramiento (que es un proceso previo al apego, y de menor duración). Según esta perspectiva de análisis psicosocial, el amor romántico se basaría en la anulación a través de la renuncia de uno mismo, y sería la base, en cierta medida, de la violencia de género. Así, y según estas teorías, aunque originalmente el amor romántico habría supuesto un estímulo para la emancipación femenina, al haber la mujer interiorizado un rol social incompatible con la felicidad terminaría atrapada en una maraña invencible de obligaciones que le dificultaría finalizar la relación o aceptar el duelo que supone la ruptura, debido a presiones de la sociedad, de la familia o de ella misma.
Conclusiones parecidas han sido deducidas desde un análisis antropólogico materialista, poniendo de relieve un desfase cultural del concepto de amor romántico. Según estas tesis, este desfase cultural vendría derivado de la no evolución del concepto de amor, frente a enormes divergencias entre el entorno socio cultural en que se apareció (la edad media), y los tiempos contemporáneos.
Según el sociólogo británico Anthony Giddens, estas críticas han significado una tranformación de las relaciones íntimas. En la sociedad occidental, a partir de mediados del siglo XX, las parejas, al abandonar los ideales del amor romántico, están configurando un nuevo modelo de amor que él llama amor confluente.
Recursos:
Educar en la igualdad
http://www.educarenigualdad.org/
Fundación Mujeres
De par en par, pareja en igualdad (pdf)
Ministerios de Asuntos Sociales con la colaboración de Fundación Mujeres
2007
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